domingo, 29 de abril de 2007

Aventuras de la Colorada y el Cataldo.




La Colorada y el Cataldo son dos personajes de la historia de Antonio Di Benedetto, llamada "El cariño de los tontos", libro que recomiendo ampliamente.
Ambos son los tontos del pueblo. Este es un estracto que copié hace un tiempo atrás y que me encantaría compartir con ustedes. Se me ocurrió que esta imagen de Toulouse Lautrec, le venía al dedillo a la historia. Es que así me la imagino a la Colorada.
El relato viene hablando de la Colorada...





"... ella es sólo madre de las moscas, porque una le entró por la nariz y se le quedó en la cabeza, y ahí cría, y de ahí nacen todas las moscas del pueblo. Y cuando los muchachos le preguntan que hacen con el Cataldo, responde con limpia naturalidad: “Hacemos moscas”.


Pero Cataldo se descuida de ella.
Unas veces dice que el hermano le encargó que vigile la bodega y durante una semana duerme en el catre de lona junto a las cubas. Otras anuncia que juntará plata para casarse y vende cañas que corta de los cañaverales silvestres; después compra caramelos y se los come con la Colorada, tendidos en el pastito junto a los canales, hablando de sus habitantes:
- Mis moscas...
- Mis gusanos...
Y se escuchan el uno al otro, mirando al rostro a quien habla, para atender y entender mejor, y nunca se interrumpen, y ese respeto los acerca.
Sólo que Cataldo se descuida mucho.
- Tantos días, Cataldo... ¿dónde anduviste?
- Estaba triste. Cuando estoy triste no quiero que me veas la cara.
- Ah...
La Colorada comprende y acata. Se concentra porque trata de que en ella se forme una pregunta que quiere hacer y tarda en concentrarse. Después de un ratito le viene:
- ¿Y por qué estabas triste?...
Pero entretanto Cataldo se desentendió de lo dicho y usa otro medio de disculparse:
- Andaba muy ocupado y no tenía tiempo.
La Colorada lo compadece:
- Pobrecito, Cataldo...
- ¿Por qué, pobrecito?
- Porque si no tenés tiempo estás muy pobre, Cataldo.
- No estoy pobre. No tengo tiempo, nomás.
- Bueno, será así. Pero Don Teófilo dice que los más pobres son los que no tienen tiempo, porque el tiempo les sobra a todos..
- Ah...
Otra vez suspenden el diálogo. Cada uno ha escuchado al otro, y todo está bien. La Colorada manosea el pastito y se deja encantar por el ruido del agua del canal. Piensa que más tarde le gustará mojarse los pies y pisar la arena caliente del borde, cuando Cataldo diga. Cataldo está vichando el movimiento de unas ramitas. Sabe que anda una lagartija. Quiere verla, no para hacerle nada, para verla nomás. Espera: ya saldrá."







2 comentarios:

O_o dijo...

es taaaan lindo.



a este no lo conocía. veré de cómo doy con él. gracias por haberse tomado el trabajo, a.

O_o dijo...

la preposición que sobra te la regalo, ¿vale?