miércoles, 31 de mayo de 2006

Dos.





DICOTOMÍA INCRUENTA




Siempre llega mi mano
más tarde que otra mano que se mezcla a la mía
y forman una mano.

Cuando voy a sentarme
advierto que mi cuerpo
se sienta en otro cuerpo que acaba de sentarse
adonde yo me siento.

Y en el preciso instante
de entrar en una casa,
descubro que ya estaba
antes de haber llegado.

Por eso es muy posible que no asista a mi entierro,
y que mientras me rieguen de lugares comunes,
ya me encuentre en la tumba,
vestido de esqueleto,
bostezando los tópicos y los llantos fingidos.












- foto de Peggy Washburn. poema de Oliverio Girondo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una mano lava la otra mano!


El Nacho del Pueblo!!