viernes, 31 de marzo de 2006
Alicia
Benigno: Quiero casarme.
Marco: Casarte, ¿con quién?
B: - Con Alicia, ¿con quién va a ser?
M: - Benigno, ¿estás loco?
B: - Alicia y yo nos llevamos mejor que la mayoría de los matrimonios.
¿Por qué es raro que alguien enamorado de una mujer... quiera casarse con ella?
M: - Porque la mujer está en coma. Alicia no puede decir con ninguna parte de su cuerpo, "sí quiero". Porque no sabemos si a la vida vegetativa se le puede llamar vida. Súbete al coche.
B: - ¿Cómo puedes decir eso?
M: - Súbete al coche. Benigno, lo tuyo con Alicia es un monólogo, y una locura. No quiero decir que hablar no sirva de nada... pero también se les habla a las plantas y uno no se casa con ellas.
B: - Parece mentira que tú digas eso.
- fotograma que pertenece a la película de Almodóvar, "Hable con ella".
diálogo que se sucede entre Benigno (Javier Camara) y Marco (Dario Grandinetti), sobre Alicia (Leonor Watling).-
gracias gracias gracias a mi amigo Fabricio que se tomo la molestia de volver a ver esta peli, y transcribir el diálogo a mi pedido. tante grazie!
miércoles, 29 de marzo de 2006
¿Piensa acaso en el príncipe del Golconda o de China...
La princesa está triste... ¿qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave de oro;
y en un vaso olvidado se desmaya una flor.
primer verso de "Sonatina", de Rubén Darío.
la foto me la regaló mi amigo Pablo, a quien le estoy inmensamente agradecida porque no pudo ser más certero en su obsequio. "Las saqué ayer y son para vos", me dijo con motivo de mi reluciente cuarto de siglo. ésta es una de ellas.
enormes y no tristes gracias.
viernes, 24 de marzo de 2006
24.
Quién sabe Alicia, este país
no estuvo hecho porque sí.
Te vas a ir, vas a salir
pero te quedas,
¿dónde más vas a ir?
el trabalenguas trabalenguas,
el asesino te asesina
y es mucho para ti.
Se acabó ese juego que te hacía feliz.
No cuentes lo que viste en los jardines, el sueño acabó.
Ya no hay morsas ni tortugas.
Un río de cabezas aplastadas por el mismo pie
juegan cricket bajo la luna.
Estamos en la tierra de nadie, pero es mía.
Los inocentes son los culpables, dice su señoría,
el rey de espadas.
No cuentes lo que hay detrás de aquel espejo,
no tendrás poder
ni abogados, ni testigos.
Enciende los candiles que los brujos
piensan en volver
a nublarnos el camino.
Estamos en la tierra de todos, en la mía.
Sobre el pasado y sobre el futuro,
ruinas sobre ruinas,
querida Alicia.
Quién sabe Alicia, este país
no estuvo hecho porque sí.
Te vas a ir, vas a salir
pero te quedas,
¿dónde más vas a ir?
Y es que aquí, sabés,
el trabalenguas trabalenguas,
el asesino te asesina
y es mucho para ti.
Se acabó.
Se acabó.
Se acabó ese juego que te hacía feliz...
Canción de Alicia en el País, Serú Girán, Bicicleta, 1980.-
dibujo de Alicia en el País de las Maravillas, Lewis Carroll.-
martes, 14 de marzo de 2006
viernes, 3 de marzo de 2006
Menú del viernes.
El escenario es el restaurant "Le Hollandais", del cual Richard Borst es su cocinero.
Albert Spica, su dueño y su mujer Georgina, concurren a cenar tout les nuits. Él es un despota, y ella una sometida y triste esposa, pero que con un placard elegante encima, soporta el maltrato de la bestia.
En un rincón, solo, está Michael. Siempre con un libro. Siempre mirando a Georgina.
Degusta no sólo la comida, sino también de esa mujer de mirada perdida. Ella también lo mira. Lo mira leer y comer, y con cubiertos!.
De pronto deviene el encuentro. Se produce en un baño blanco, impoluto. Y se aman.
Se aman en blanco, rojo, verde y azul.
En cada espacio, las vestimentas cambian de color de acuerdo al lugar. La cocina es verde. Y el cocinero esconde a los amantes. Mientras escucha los gemidos, despluma pollos.
Georgina y Michael se encuentran en toda la amplitud y longitud del restaurant. Pero son descubiertos por una lengua femenina que no calla, y que se lo vocifera a Albert, quien responde clavándole un tenedor en el rostro.
La furia de la bestia es incontenible. Tienen que rodar las cabezas de los traidores.
El cocinero se los lleva a un lugar donde Albert no buscará, y podrán continuar pecando.
Y esta no es la excepción a las películas que no tienen un "y fueron felices para siempre".
Son encontrados, claro. Y Albert mata a Michael.
Pero Georgina, con complicidad del cocinero, le prepara una cena especial. Tan especial que será la última.
Bon appetit!, that´s french, Albert!
la película es "The Cook, the Thief, his wife and her lover" de Peter Greenaway, obra que recomiendo, no una, 1000 veces. Para más información acá