Te dejo un asunto que provoca en mi las mayores satisfacciones y un asombro imperecedero. Resulta que un día noté, por rebote, eco o reflejo, que era de los que esperaban a que el colectivero adivinara el precio de mi pasaje. Los siempre evidentes 80 centavos. Me desagradé inmediatamente. Ahí nomás comprendí que la gente aprieta el zumbador de la parada incondicionalmente. Supongamos una situación en la cual yo voy y aprieto el botón para pedir parada, ¿correcto? Pues bien, luego una sra. B se levantará de su asiento y pedirá permiso para llegar a la puerta, siempre a tiempo para hacer sonar el timbre. Me ve ahí. Sabe que estoy allí para lo mismo. De cualquier manera, vuelve a presionar el botón. Si el señor B se levanta de su asiento, le juro que, si uno le hace espacio, volverá a apretar el botón. Soy el único individuo en la capital federal que no aprieta pide parada si otro la ha pedido previamente.
UNA DE YAPA: Haga la prueba. Si la fila para subir el colectivo es numerosa y detrás suyo hay mucha gente, en esos días en los que se amuchan todos para hacer espacio y permitirle al colectivero retomar su recorrido, al subir y pedir boleto, diga lo suficientemente alto: "por favor". Verá como, felizmente, Tarde tenía razón respecto a las facultades hipnóticas de la sociedad moderna, y como todos los que están cerca repetirán el "por favor" casi por inercia. No sirve de mucho, pero hará que un colectivero se sienta un poco mejor.
recomiendo la peli FUR ("historia de una pasión", o algo así, simplificó y lugarcomuneó las consabidas traducciones al español), donde una Diana Arbus interprada por Nicole Kidman se sumerge en bella historia de amor. Fuerte. Bellísimo el caballero en cuestión. Para un sábado invernal, no olvidar el pororó o maní japonés. Lo vale.
El mundo podría olvidar desde ahorasu jadeo nocturno, sus reiterados sueños negativos si comenzara de nuevocon la misma certeza de mi manoalzando esta taza de café.
6 comentarios:
Te dejo un asunto que provoca en mi las mayores satisfacciones y un asombro imperecedero. Resulta que un día noté, por rebote, eco o reflejo, que era de los que esperaban a que el colectivero adivinara el precio de mi pasaje. Los siempre evidentes 80 centavos. Me desagradé inmediatamente. Ahí nomás comprendí que la gente aprieta el zumbador de la parada incondicionalmente. Supongamos una situación en la cual yo voy y aprieto el botón para pedir parada, ¿correcto? Pues bien, luego una sra. B se levantará de su asiento y pedirá permiso para llegar a la puerta, siempre a tiempo para hacer sonar el timbre. Me ve ahí. Sabe que estoy allí para lo mismo. De cualquier manera, vuelve a presionar el botón. Si el señor B se levanta de su asiento, le juro que, si uno le hace espacio, volverá a apretar el botón. Soy el único individuo en la capital federal que no aprieta pide parada si otro la ha pedido previamente.
UNA DE YAPA: Haga la prueba. Si la fila para subir el colectivo es numerosa y detrás suyo hay mucha gente, en esos días en los que se amuchan todos para hacer espacio y permitirle al colectivero retomar su recorrido, al subir y pedir boleto, diga lo suficientemente alto: "por favor". Verá como, felizmente, Tarde tenía razón respecto a las facultades hipnóticas de la sociedad moderna, y como todos los que están cerca repetirán el "por favor" casi por inercia. No sirve de mucho, pero hará que un colectivero se sienta un poco mejor.
=)
recomiendo la peli FUR ("historia de una pasión", o algo así, simplificó y lugarcomuneó las consabidas traducciones al español), donde una Diana Arbus interprada por Nicole Kidman se sumerge en bella historia de amor. Fuerte.
Bellísimo el caballero en cuestión.
Para un sábado invernal, no olvidar el pororó o maní japonés. Lo vale.
vale
la voy a rentar
(me dicen el metiche)
Le he dejado una tarea en mi blog.
Espero no le resulte en exceso fastidioso.
sé que le envidiás el tapado.
pasaba, vi luz y entre a saludar..
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