martes, 23 de agosto de 2005

Monotonía.



La lluvia está monótona. Yo no.
Hoy ví muchos cadáveres de paragüas que no recibieron su merecido funeral. En el medio de la calle. Al costado de un árbol junto a las bolsas de basura. Eso no se le hace a nadie. Ni siquiera a un paragüas.
Tengo los pies mojados. Evidentemente andar con una media de cada color no sirvió para nada. Como si acaso fuera presagio de algo.
Hoy pensé mucho en este fragmento de Rayuela. Ojalá guste.


"Oh Maga, en cada mujer parecida a vos se agolpaba como un silencio ensordecedor, una pausa filosa y cristalina que acababa por derrumbarse tristemente, como un paraguas mojado que se cierra. Justamente un paraguas, Maga, te acordarías quizá de aquel paraguas viejo que sacrificamos en un barranco del Parc Montsouris, un atardecer helado de marzo. Lo tiramos porque lo habías encontrado en la Place de la Concorde, ya un poco roto, y lo usaste muchísimo, sobre todo pera meterlo en las costillas de la gente en el metro y en los autobuses, siempre torpe y distraída y pensando en pájaros pinto o en un dibujito que hacían dos moscas en el techo del coche, y aquella tarde cayo un chaparrón y vos quisiste abrir orgullosa tu paraguas cuando entrábamos en el parque, y en tu mano se armó una catástrofe de relámpagos y nubes negras, jirones de tela destrozada cayendo entre destellos de varillas desencajadas, y nos reíamos como locos mientras nos empapábamos, pensando que un paraguas encontrado en una plaza debía morir dignamente en un parque, no podía entrar en el ciclo innoble del tacho de basura o del cordón de la vereda; entonces yo lo arrolle lo mejor posible, lo llevamos hasta lo alto del parque, cerca del puentecito sobre el ferrocarril, y desde allá lo tiró con todas mis fuerzas al fondo de la barranca de césped mojado mientras vos proferías un grito donde vagamente creí reconocer una imprecación de walkiria. Y en el fondo del barranco se hundió como un barco que sucumbe al agua verde, al agua verde y procelosa, a la mer qui est plus félonesse en été qu'en hiver, a la ola pórfida, Maga, según enumeraciones que detallamos largo rato, enamorados de Joinville y del parque, abrazados y semejantes a arboles mojados o a actores de cine de alguna pésima película húngara. Y quedo entre el pasto, mínimo y negro, como un insecto pisoteado. Y no se movió, ninguno de sus resortes se estiraba como antes. Terminado. Se acabo. Oh Maga, y no estábamos contentos."

7 comentarios:

Ju dijo...

Alicia, qué lindo que pusiste a "nuestro" Julio en este post. Te iba a decir que encontré el poema que le da título a tu blog... ¡qué hermoso!

Saludos! JU

laura dijo...

Es que la lluvia lo trajo a Julio, una y otra vez, mientras chapoteaba en la Jungla de cemento.
Y ver tantos decesos de paraguas me hizo recordar ese fragmento de Rayuela, inolvidable.

El poema precisamente se llama "Hablen, tienen 3 minutos" y está en el libro Salvo el crepúsculo.

Me alegra que te haya gustado.

Un beso...


Alicia.-

Pariz dijo...

Cómo lo odio en una reverencia envidiosa a Córtazar. Un monstruo.
Igualmente, con Rayuela tengo una relectura pendiente, pues soy consciente que se me escaparon tantas cosas en esa inmadura primer lectura de hace ya 5 años!
Sin embargo Alicia, me sorprende tu culto a Córtazar. Se me antoja similar al mío a Sábato.

laura dijo...

Y digame Leopoldo, se le antoja bien o se le antoja mal el culto a Cortázar?

Creo en la eternidad de Rayuela. Siempre es el momento para volver.


Alicia.-

Pariz dijo...

El culto a Córtazar solo podría ser malo si se sostiene en el desconocimiento de otros autores. Pero esa sería la única manera en que podría atreverme a siquiera chistar.
Yo he preferido 62 Modelo para Armar. Y los cuentos de Todos Los Fuegos el Fuego. Pero hay otro cuento que se lleva todos los laureles: La muerte boca arriba.

crub dijo...

Uno podría pensar que todo paraguas recibe su merecido, despues de atacarnos arteramente los ojos con cada ráfaga que los revuelve, pero no tienen la culpa de ser hechos en Malasia, tan berretas, pobres.
Un gusto pasear por éste blog, aún con lluvia.

laura dijo...

Leopoldo, usted se debe referir a "La noche boca arriba", y coincido, es un excelente cuento. Alguna vez me tocó comparar ese mismo con un cuento de Borges llamado "Sur" o "El Sur", ahora mi memoria duda.
Se trataba sobre los estados de vigilia y sueño en los que oscilan ambos escritores.
Confieso que mi amor por Julio es tantísimo superior a Borges, con el cual tengo mis reservas, y son unas cuantas.

Crub, qué bueno que le guste pasear aún con lluvia!
Pero cuidado con los resfríos, después no quiero reclamos.



alicia.-