El porvenir.
Mientras peinaba la muñeca, Rita anunció:
-Cuando yo sea grande, voy a ser música.
Horacio Tubio, que estaba leyendo el diario, levantó la vista por encima de los lentes:
-Qué buena noticia -dijo, y quiso saber qué instrumento iba a tocar.
-La flauta -dijo ella.
Horacio se comprometió a ir a su primer concierto:
-Allí, en primera fila, estaré yo, para aplaudirte.
Rita lo miró, acostó la muñeca, se encaramó al sillón y se puso a sumar con los dedos. Sumó y sumó, de dedo en dedo: después, meneó la cabeza y, muy severamente, dijo:
-Mirá, tío. A mí me parece que no vas a poder ir, porque vas a estar un poquitito muertito.
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